Todo se vuelve color salmón, ni rojo intenso, ni blanco puro. Se mezclan aires de indiferencia, hipocresía y cariño.
Nada pasa menos los días y las ganas.
Empieza tirando el dado con ventaja y haciendo trampas pero Blanca, sentada en su sillón, la espera con un café y humo saliendo lentamente de su boca.
Llaman a la puerta.
- Pasa! La he dejado abierta..
Cierra y entra descuidadamente atropellando todo por su paso.
-Lo vas a romper!
- perdona!...el qué?
- Tu regalo-contestó blanca aún con humo guardado en los pulmones.
– Ábrelo!
-¿una baraja d cartas?
- juguemos! Ahora la barajaré y cogerás una. Si sale As de corazones, quédate. Si sale cualquier otra carta me gustaría q te fueras para siempre.
¡Picas! Nuca más volví a saber de ella. La echo de menos pero fue su elección jugarse el amor a una carta.
Siempre pudo haberse negado a coger alguna…
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